Es fundamental destacar que experiencia y historia no son mutuamente excluyentes;
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De hecho, en la búsqueda de personalización, con frecuencia se entrelazan de manera orgánica. Lo que queda claro es que el vínculo que un hospedaje puede establecer con sus huéspedes se profundiza cuando la experiencia se integra con una narrativa y esta se refleja en un diseño coherente de los espacios.
Tener algo que contar; tener un tema
En última instancia, lo esencial es tener algo que contar, y esto puede abarcar una amplia gama de historias, como, por ejemplo, “Mis viajes por el mundo fueron verdaderamente espectaculares”. Es importante recordar que cuando un huésped entra por primera vez en este hospedaje, no te conoce ni tampoco la historia que deseas compartir. Por lo tanto, es necesario diseñar los espacios de manera que los huéspedes puedan recorrerlos como si fueran un sendero que les lleva gradualmente a comprender y apreciar la narrativa que deseas transmitir. El objetivo es que, sin esfuerzo, puedan empezar a concluir por sí mismos que tus viajes fueron realmente espectaculares.
Transformar los espacios en base al tema
Para lograr este nivel de inmersión, entran en juego la arquitectura y el diseño de interiores, pero no se trata simplemente de crear un espacio cómodo. Cada elemento del diseño desde la decoración hasta como entra la luz en un espacio desempeña un papel fundamental para que los huéspedes puedan sentir por completo el mensaje que hayas decidido transmitir a través de los diseños en tu hospedaje.